La postmetafísica integral de Ken Wilber
(Síntesis realizada por Joan Umbert Font)
¿A dónde vamos?, ¿de dónde venimos?, ¿existe un «más allá»?, ¿hay reencarnación?, en caso de que haya algo, ¿cómo debe ser la vida en el «más allá»?...
Desde los albores de la humanidad, en todas las civilizaciones, sin excepción, han aparecido religiones, filosofías o narrativas que han ido elaborando respuestas para todas esas preguntas, todas partiendo de la enseñanza o inspiración de personajes dotados de gran sabiduría e iluminación.
Respondidas estas inquietantes preguntas, y fijadas en unas escrituras sagradas o en la memoria de los chamanes, las personas, simplemente, debían vivir guardando respeto por los mandatos de tales sistemas de pensamiento, y no cuestionar el orden establecido desde «lo alto». O sea, que era un sistema que hundía sus cimientos en dogmas metafísicos.
Con la llegada de los primeros científicos, se empezaron a cuestionar los supuestos fundamentales de aquellas visiones del mundo, como también por el valor de grandes pensadores, que pusieron al descubierto los puntos muertos y las contradicciones de los grandes sistemas metafísicos, lo cual terminó propiciando, en occidente, el paso de la premodernidad a la modernidad[1].
Según Ken Wilber y otros, la Gran Cadena del Ser era la forma que tenían las grandes tradiciones premodernas para explicar como creaba el Espíritu, en primer lugar, involucionando y, después de la aparición del mundo ordinario, evolucionando (ascendiendo o regresando) hacia el mismo Espíritu.
Con los descubrimientos de la modernidad y la posmodernidad[2], el esquema de la Gran Cadena del Ser de la premodernidad, resulta inadecuado. Para empezar, la Gran Cadena del Ser fue elaborada por sabios, mediante las interpretaciones que hacían de su introspeción y de sus experiencias interiores, y debemos tener en cuenta que tales interpretaciones se hacían dentro de un marco metafísico dado de antemano, o sea, lo que hacían era, amoldar las experiencias vividas, a la cultura y visión del mundo de que disponían, que era precientífica (premoderna). Por ejemplo, la relación entre los neurotransmisores y las experiencias internas es obvia a partir del surgimiento de la neurociencia, mas no lo era en la premodernidad.
No es que la premodernidad no tenga nada que aportarnos, sinó que sencillamente necesita de una serie de ajustes o actualizaciones, incorporando las verdades de la modernidad y posmodernidad. Wilber nos sugiere una serie de pasos para integrar las verdades de antes con las de ahora, que iremos viendo a lo largo de este artículo.
El primer paso es que, según Wilber, la materia no es la base o escalón más bajo de la existencia, sinó la forma exterior, y la conciencia es su contrapartida interior. Todo holón[3] (realidades, eventos, cosas, personas, todo en definitiva), tiene un exterior (materia-energía) y un interior (conciencia), como también tiene una individualidad y una colectividad, que según Wilber son las cuatro esquinas del Kosmos[4].
Por ejemplo los átomos, cuyas formas exteriores son entidades físicas como los neutrones, protones, y electrones, tienen una interioridad de aprehensión (proto-conciencia, o sea, reaccionan formando enlaces, reaccionan a las fuerzas de otros porpúsculos, etc.); los organismos con redes neuronales poseen sensaciones interiores; los organismos con cordones nerviosos tienen percepción; la emergencia de animales con un tronco cerebral reptiliano propicia la emergencia de impulsos interiores e instintos; un sistema límbico exterior emerge con emociones interiores; un cerebro triple es la forma exterior o material de una conciencia interior que puede contener, entre muchas otras cosas, la cognición operacional formal, la moralidad postconventional, la visión-lógica, las capacidades lingüísticas, y así sucesivamente.
Por lo tanto, a lo que los sabios premodernos llamaron realidades metafísicas, son realidades INTRA-físicas: no están por encima de la materia, ni más allá de la naturaleza, no son ni metafísicas, ni sobrenaturales: no están por encima de la naturaleza, sino en la naturaleza, no están más allá de la materia, sino en su dimensión interior. Este es el primer paso para pasar de la metafísica a la postmetafísica integral.
Ahora, antes de continuar, haremos un breve inciso. Para entender bien qué es la postmetafísica integral, en primer lugar necesitamos definir brevemente qué es la metafísica. Así pues, por metafísica se entiende que es la rama de la filosofía que se ocupa de lo que es la realidad (ontología) y del modo como la conocemos (epistemología). Con esa definición no pretendo menospreciar las elucubraciones intelectuales sobre este concepto, simplemente decir que con saber eso, ya se comprende lo esencial del concepto de metafísica, término que eligió Andrónico de Rodas para poner nombre al último libro de una colección de escritos de Aristóteles, en que los ocho primeros hablaban sobre la naturaleza y la física, y el último trataba lo que se encontraba más allá de la física, recibiendo el nombre de metafísica.
Con la llegada de Kant, la metafísica quedó fundamentalmente trastocada, señalando que es el sujeto conocedor quien confiere las características (almenos parcialmente) de la realidad o de las cosas que se encuentran «ahí fuera». Es decir, que el sujeto es el que construye la realidad tal y como la conoce. Kant reemplaza los objetos ontológicos por las estructuras
del sujeto, por tanto para conocer algo, impongo mis estructuras de conocimiento a la realidad, impongo mis condiciones, y si no es así me resulta imposible conocer nada. La realidad no es una mera percepción, sino una concepción, co-creada con lo que me es dado desde fuera y las categorías a priori puestas por mi. Y mis condiciones son que para conocer algo de forma científica eso debe estar dentro del espacio y dentro del tiempo, no fuera o más allá de ellos. La física y demás ciencias satisfacen esa condición, pero no la metafísica. Por tanto la metafísica no es válida como ciencia.
Eso determinó el modo como los filósofos ven la realidad, terminando por relegar la metafísica a la manera de pensar que ignora la participación co-creadora del sujeto en lo que concebimos como real. Dicho de otro modo, actualmente la metafísica es la modalidad de pensamiento que se halla presa en el «mito de lo dado», o sea creer que todo viene dado por Dios o por la Naturaleza (o lo que le queramos llamar) y nosotros simplemente lo descubrimos.
Todo esto implica que la espiritualidad debe revisar sus supuestos metafísicos (que siempre los habrá) y ponerlos al día, ya que, gran parte de lo que los antiguos sabios tomaron como absolutos metafísicos, están culturalmente condicionados y moldeados. La experiencia en un estado de conciencia sutil y la visión del mundo que uno dispone se va reinterpretando a medida que el sujeto y la comunidad de sujetos ascienden por la espiral del desarrollo humano, oferciendo una visión del mundo cada vez más profunda y abarcante, que va desde una visión egocéntrica o preconvencional, a una visión sociocéntrica o convencional, para llegar a una visión postconvencional o mundicentrica, e incluso más allá para llegar a una visión kosmocéntrica.
Continuando con los pasos para integrar y transcender la premodernidad, la modernidad y la postmodernidad, según Wilber, la evolución conlleva a una complejidad[5] creciente de la materia, y esta complejización de la materia es el nexo necesario para la manifestación en la Tierra de la conciencia cada vez más alta como de la energía cada vez más sutil[6]. Lo cual no niega que formas superiores de conciencia y energía puedan estar desligadas de la materia, sino que, simplemente, la materia es el vehículo de expresión en nuestro mundo ordinario. Y además, como Wilber ubica las energías sutiles en la dimensión de lo exterior (no en el reino de lo interior-consciencia), queda abierta la posibilidad de que seres de conciencia muy elevada tengan cuerpo energético sutil, sin necesidad de tener cuerpo físico. De todas formas, Wilber no se proclama públicamente al respeto. Y si usted cree en la reencarnación (o en el purgatorio y cielo), esta hipótesis le puede servir para darle una explicación lógica, eliminando la mayoría de los postulados metafísicos, exigidos por las religiones. Por eso, según Wilber, las dimensiones más sutiles de conciencia y energía, creadas como un simple gradiente[7] sin contenido en la involución del Espíritu, no pueden manifestarse en el mundo ordinario hasta que la evolución de la materia alcance el grado requerido de complejidad (que no cunda el pánico, un poco más abajo continuaremos hablando sobre el contínuo o gradiente causal-sutil-ordinario vacio de contenido en la involución).
Así, los reinos que la premodernidad etiquetaba de superiores, no están por encima de la materia (que sería la metafísica, más allá de lo natural), sinó en su interior, que sería la otra cara de la moneda, pues todo tiene una dimensión interior y una dimensión exterior. Veamos algunos ejemplos: una célula tiene irritabilidad (dimensión interior) y un cuerpo energético físico-etérico (dimensión exterior); un mamífero con sistema límbico tiene emoción (dimensión interior) y un cuerpo energético físico-etérico-astral (dimensión exterior); un sueño donde discutes con alguien (dimensión interior) sucede en una persona que tiene neocórtex complejo (dimensión exterior) que a su vez tiene un cuerpo energético físico-etérico-astral-psíquico-causal (dimensión exterior); etc.
Nivel de energía que corresponde a un nivel de conciencia
1. Físico (gravitatoria, electromagnética, nuclear fuerte y débil...). |
1. Aprehensión |
2. Etérico, campo-L 1 o campo-biológico 1. |
2. Vital |
3. Astral, campo-L 2 o campo-biológico 2. |
3. Emocional-sexual |
4. Psíquico-1 o campo-T 1. |
4. Mental |
5. Psíquico-2 o campo-T 2. |
5. Mental superior y Sobremente |
6. Causal o campo-C. |
6. Supermente |
Tabla 1. Los niveles de Energía y Conciencia
El prana (energía etérica-astral) es el soporte de la materia, la energía psíquica es el soporte del prana y la energía causal es el soporte de la psíquica.
Llegados a este punto, es preciso advertir que Ken Wilber llama metafísicas a las creencias sin base experiencial, es decir, a aquello que asumimos a priori como existente. Además, las experiencias llamadas espirituales deben de situarse, teniendo en cuenta el desarrollo en la línea cognitiva, como también en las demás líneas, especialmente la de valores y la moral de la persona que tiene la experiencia, que siempre se encuentra dentro de un sistema cultural, y a la vez especificar el estado de conciencia al que se accedió, ya que hay diversos estados, diferentes del estado de conciencia ordinaria, como el estado sutil, el estado causal y el estado no-dual.
Para explicar por qué un individuo puede acceder a las revelaciones permitidas por un estado elevado de conciencia e interpretarlas destructivamente, Ken Wilber y el profesor Allan Combs desarrollaron la «rejilla Wilber-Combs», para combinar los principales estados de conciencia (ordinario, sutil, causal y no dual), con los niveles (o estructuras) de conciencia básicos: el arcaico, mágico, mítico, racional, pluralista, integral y supra integral. Esto definió una "rejilla" en donde situar los principales modos en que un sujeto puede interpretar las experiencias místicas. Si un nazi experimentara un estado elevado de conciencia, podría interpretarlo de manera mítica y convencional de acuerdo a su ideología de supremacía racial. Mientras los estados de conciencia nos conectan con un tipo de experiencia correspondiente a un nivel particular de realidad, los niveles corresponderían a cómo podemos interpretar esas experiencias reveladas a través de los estados.
Por supuesto, nuestra visión del mundo siempre va a tener postulados metafísicos[8], aunque la postmetafísica integral de Wilber los reduce todo lo posible. En este sentido, en nuestro mundo actual, es preciso que la espiritualidad atraviese una frofunda revisión.
Así pues, 4 de los impulsos metafísicos que la postmetafísica integral requiere són: 2 verticales, transcendencia e inmanencia, y 2 horizontales, comunión e individuación. (Trascender o abrazar; acomodarse o preservarse). La transcendencia: impulso ascendente (Eros), mediante el cual, todo holón tienen la capacidad de ir más allá de lo que fue anteriormente. Por ejemplo, cuando dos átomos de hidrógeno y uno de oxígeno se juntan en circunstancias adecuadas, emerge un holón nuevo, y en cierta manera, sin precedentes: el de la molécula de agua. No es una simple asociación, es una transformación cuyo resultado es un nuevo emergente. Este mismo impulso sería el que nos lleva de la niñez a la edad adulta. La inmanencia: (impulso descendente) lo superior que alcanza y abraza a lo inferior. En el desarrollo individual, uno asciende vía Eros (o expandiéndose a una identidad superior y más amplia) y después integra vía Ágape (o alcanza lo inferior para abrazar con cuidado los holones menores); así, el desarrollo equilibrado trasciende pero incluye, es negación y preservación, ascenso y descenso, Eros y Ágape.
El último de los postulados metafísicos que acepta el modelo integral es la existencia del gradiente (espectro o continuum) causal-sutil-ordinario en el camino involutivo, cuando el Misterio del Espiritu decide crear. Un gradiente o espectro vacío de contenido, al que el emerger de las estructuras[9] (en la evolución, después de Big Bang) iría dando contenido y forma.
Si asumiéramos que los niveles de la Gran Cadena del Ser se crean en la involución (tramo que va del Espíritu a la materia), solo podríamos hacerlo mediante especulación metafísica. El enfoque postmetafísico no acepta la existencia de algo que no sea accesible por algún tipo de consciencia. Mas, cuando la consciencia accede a algo, no lo refleja simplemente (como cree la modernidad con el "mito de lo dado" o el "paradigma del reflejo"), sino que lo co-crea en el acto de percepción, es decir los cuatro cuadrantes siempre presentes: datos externos (los cuadrantes de la derecha) e interpretaciones internas (los cuadrantes de la izquierda).
Lo único que podemos asumir es que, en un principio se crea sólo un gradiente que va del Espiritu a la materia, carente de contenido. El contenido se crea en la evolución, que se produce desde los cuatro cuadrantes simultáneamente (todo tetraevoluciona, es decir, que la evolución en un cuadrante tiene su correlato en los otros tres cuadrantes) y, en definitiva, desde toda la matriz AQAL [10]. En los inicios de su obra, Wilber decía que en la involución se creaban las estructuras profundas[11] y en la evolución las superficiales[12]. Pero ahora sostiene que ambas se crean en la evolución. Cuando los suficientes idividuos se han desarrollado hacia un determinado hábito kósmico, el surco se va profundizando, lo que hace que los futuros holones de la misma especie repitan tal hábito, lo que da lugar a una estructura (en cualquier tipo de holones: seres humanos, bacterias, átomos, frases, sistemas sociales, etc.).
Entonces, si las estructuras se crean en la evolución, la Gran Cadena del Ser no tendría eslabones en el proceso de involución (solo una gradación sin contenido). Y en el caso de creer en los bardos budistas o en el cielo poblado de ángeles y purgatorio cristiano, u otros mundos de seres no encarnados, puede tener cabida en la postmetafísica integral, aunque habrán adquirido forma y contenido en la evolución (tramo que va del Big-Bang de retorno al Espíritu).
En palabras de Wilber, «los hábitos kósmicos (o recuerdos kósmicos), cuando emergieron por primera vez, lo hicieron de un modo relativamente abierto y creativo aunque, en la medida en que una determinada respuesta fue repitiéndose, acabó consolidándose en una estructura cada vez más difícil de erradicar». Dicho metafóricamente, los hábitos kósmicos, por repetición, van profundizando el «surco», lo que conduce a la creación de estructuras (en principio superficiales) de conciencia, que cada vez se hacen más profundas. Así pues, no son prexistentes ni a-históricas, sino que van surgiendo y se van fijando en la evolución.
Cabe decir, en cuanto al paradigma de la postmetafísica integral, que transciende, a la vez que incluye, el problema sobre la visión del mundo realista[13] opuesta a la idealista subjetiva[14]. Wilber lo resuelve de forma brillante, introduciendo el concepto de la dirección kósmica.
Dirección kósmica = altitud + perspectiva tanto del perceptor como de lo percibido. Todo conocimiento estaría "situado" por la altitud o nivel de desarrollo [15] y la perspectiva o cuadrante en el que o desde el cual accedemos a tal conocimiento. Cualquier cosa que se diga, esta en una determinada dirección kósmica, tanto del sujeto como del objeto. Ser consciente de que cualquier cosa la digo desde una perspectiva, es fundamental. Eso sí, hay perspectivas más abarcantes y las hay más estrechas, por tanto no todas las interpretaciones son igual de profundas e incluyentes.
Para ejemplificar la superación e integración de la postura realista y la idealista subjetiva, Wilber argumenta: «aunque la teoría de la relatividad no ex-istiera en una sociedad mágico-animista del pasado, sub-sistía en ella en tanto que rasgo intrínseco del Kosmos, desconocido por aquella sociedad. Además, estos rasgos intrínsecos, no se hallan preestablecidos, sino que son el co-producto del nivel de conciencia que los postula. O sea, que la teoría de la relatividad puede ser transcendida e incluida por una futura teoría. Lo que cambia según la dirección kósmica, es como lo interpretamos y, debido a esa interpretación, podamos ver cosas distintas. Así, los átomos pasaron de ser como pequeños sistemas planetarios, a nubes de probabilidad, a estar formados por cuerdas y supercuerdas. Nuevos experiementos desde disitntas altitudes nos permiten obtener nuevos datos, que nos pueden permitir reinterpretar la naturaleza de "lo objetivo" desde cada nueva altitud».
Ese anclaje en una escala evolutiva de visiones del mundo, es lo que impide a la postmetafísica integral caer en un mero deconstructivismo[16].
Lo que es real (desde el punto de vista relativo) depende de la dirección kósmica desde la que se mire. Distintas direcciones kósmicas desvelan realidades muy distintas, que puede parecer irreales para quien no pueda acceder a esa dirección kósmica.
Así pues, la postmetafísica integral trata de reducir al máximo la carga metafísica, y centrarse en la experiencia y en las instrucciones para llegar a la experiencia. Recordemos que Wilber usa el concepto de intra-físicas para referirse a esas experiencias interiores en primera persona, y que antes eran un subconjunto de la metafísica.
Todas las entidades, deidades, ángeles o seres de luz que pudiéramos experimentar en los niveles sutiles, desde el punto de vista metafísico serían entidades reales, externas. Desde el punto de vista postmetafísico, serían fenomenos que se despliegan desde la dirección kósmica en la que está el alma en ese momento, el nivel sutil. Cuando Ken Wilber habla de la reencarnación, nunca afirma ni niega su existencia (a pesar de la experiencia que tuvo saliendo de la absorción causal donde su alma "recordó" toda su historia y que relata en "Diario"), sino que dice: «si existiera, desde el modelo integral podría explicarse perfectamente». Así, por ejemplo, los bardos budistas no serían más que una variación de los reinos o estados sutiles y causales, como los que atravesamos cada noche [17]. En cada uno de ellos habría un dirección kósmica distinta, desde la que se desplegarían fenómenos distintos (o ausencia de fenómenos en lo causal).
Antes de que aparecieran los seres sensibles, el reino de lo sutil estaba ahí, vacío de contenido, lo que si había algo no podemos saberlo, porque sólo podemos saberlo accediendo a lo sutil ahora, y cuando lo hacemos es a través del contenido de nuestras estructuras mentales.
Básicamente, la postmetafísica sostiene que no hay nada ahistórico. Todo lo que percibimos, viene determinado y co-creado por la dirección kósmica del sujeto y del objeto. Y, en esto, por ejemplo, choca con la idea que tienen los junguianos de los arquetipos, que para ellos son elementos ahistóricos que nos influyen. La cuestión es: ¿cómo podemos sostener que exista algo ahistórico, no influenciado por nuestras estructuras? Sólo se mantiene haciendo metafísica. Porque, el caso es que, en el momento en que lo conociéramos, lo haríamos desde nuestra dirección kósmica, ya que no existe la perspectiva «desde-ninguna-parte». Y Jung llegó a la idea de los arquetipos con una determinada metodología, que le dio datos que interpretó desde su dirección kósmica.
Así pues, toda la espiritualidad debería pasar una profunda y extensa revisión postmetafísica, para adaptarse a lo que el Espíritu ha descubierto de sí mismo en la modernidad y la postmodernidad, emergiendo una nueva visión del mundo más sincera y honesta, pues no intenta llenar vacios mediante la especulación, que siempre está teñída con nuestros deseos e intereses.
[1] En la modernidad el porvenir reemplaza al pasado, la razón se constituye como tribunal supremo ante el que ha de justificarse todo lo que pretenda ser válido. Es también el conjunto de las condiciones que permiten la emancipación conjunta de las tradiciones, las doctrinas o las ideologías heredadas, y no problematizadas por una cultura tradicional.
[2] Las principales características del pensamiento postmodernista son: 1/. Valoración y promoción del pluralismo y la diversidad. 2/. Afirman que los textos -históricos, literarios o de otro tipo- no tienen autoridad u objetividad para revelar la intención del autor, ni pueden decirnos "que sucedió en realidad"; más bien, estos textos reflejan los prejuicios, cultura y era particulares del escritor. 3/. Que el lenguaje moldea nuestro pensamiento y que no puede haber ningún pensamiento sin lenguaje. Así que el lenguaje crea literalmente la verdad. 4/. La verdad es cuestión de perspectiva o contexto más que ser algo universal. No tenemos acceso a la realidad, a la forma en que son las cosas, sino solamente a lo que nos parece a nosotros.
[3] Un holón es algo que es a la vez un todo y una parte, ya sea una partícula subatómica, una persona, una estructura de cognición, un planeta, las palabras, ideas, sonidos, emociones y todo lo que puede identificarse es a la vez parte de algo y a la vez está conformado por partes. Una jerarquía de holones recibe el nombre de holoarquía. Un ejemplo de la física: los átomos constituyen una totalidad, pero también forman parte de las moléculas; éstas son totalidades que, a su vez, son parte de las células, las que, a su vez, son parte de los organismos. Y así sucesivamente. Un ejemplo político: un hogar urbano es parte de una población o de un conjunto de vecinos, partes de un gobierno regional, el que es parte del gobierno de un Estado, el que es parte de un continente, de organismos internacionales, etc., etc. Cada realidad o entidad -átomos, moléculas, células, organismos; hogar urbano, población, gobierno regional, gobierno central, etc. etc.- es, antes que nada, un holón.
[4] Las cuatro esquinas del Kosmos se basan en dos premisas. La primera es que podemos verlo todo desde dentro y desde fuera, pues cada cosa, evento o persona tiene un aspecto exterior y otro interior. La segunda premisa es que a cada cosa evento o persona podemos verla de forma individual o en colectividad. Si combinamos estas facetas obtendremos las cuatro esquinas del Kosmos o los cuatro cuadrantes de Wilber.
[5] Por ejemplo, una bacteria no es tan compleja como el cerebro trino de la persona humana.
[6] Una bacteria no puede tener conciencia sutil ni campo energético astral, encambio un ser humano con cerebro trino sí que puede tener conciencia sutil y campo energético astral (y campos T1, T2 y C (ver tabla 1)).
[7] Este gradiente sin contenido sería un contínuo o espectro que vendría a ser la forma en cómo el Misterio del Espíritu decidió crear, involucionando, eventuando el reino causal, el sutil y el ordinário (Big Bang), lo que aguardando a llenarse de contenido durante la evolución, que va desde el Big Bang hasta regresar al Espíritu. Esa es la postura más límpia de especulación metafísica que existe hasta ahora. Evidentemente que podría ser que Dios, en la involución, hubiera creado ángeles, querubines, deidades diversas y demonios, lo que pasa es que, o tenemos que hacer un acto de fe ciega, o tenemos que experimentar contactos en primera persona con tales seres y de ser así, tal experiencia se situa en la evolución (tramo que va del Big Bang de regreso al Espíritu), por tanto, si se crearon o no tales seres en el involución es pura especulación metafísica.
[8] Materialismo metafísico: la única realidad existente es la realidad material.
[9] La estructura (del latín structūra) es la disposición y orden de las partes dentro de un todo.
[10] El Modelo Integral o AQAL (iniciales de All Quadrants/All Levels) fue desarrollado por el filósofo estadounidense Ken Wilber, siendo hoy en día el modelo de desarrollo humano más inclusivo jamás confeccionado. AQAL está compuesto básicamente por 5 elementos: cuadrantes, niveles, líneas, estados y tipos.
[11] El cuerpo humano, tiene por ejemplo doscientos ocho huesos, un corazón y dos riñones, tanto si se trata de un habitante de New York como de Mozambique, y tanto hoy día como hace miles de años. Estas características universales constituyen lo que se denomina “estructuras profundas” porque son esencialmente las mismas en todas partes.
[12] Las diversas culturas utilizan esas estructuras profundas de maneras muy diversas, como los chinos que vendaban los pies de sus mujeres o los de Ubangi que estiraban sus labios, o bien el uso de tatuajes y de prendas de verter, los juegos, el sexo y el parto, todo lo cual varía considerablemente de una cultura a otra. Todas estas variables reciben el nombre de “estructuras superficiales”, porque son locales en vez de universales.
Esto mismo ocurre también en el ámbito de la mente humana. La mente humana posee estructuras superficiales que varían entre las distintas culturas, y estructuras profundas que permanecen esencialmente idénticas independientemente de la cultura considerada. Aparezca donde aparezca, la mente humana tiene la capacidad de formar imágenes, símbolos, conceptos y reglas. Las imágenes y símbolos particulares pueden variar de una cultura a otra, pero lo cierto es que la capacidad de formar esas estructuras mentales y lingüísticas- y las propias estructuras en si- es esencialmente las misma en todas partes. Del mismo modo que el cuerpo humano produce pelo, la mente humana produce símbolos. Las estructuras mentales superficiales varían considerablemente entre sí, pero las estructuras mentales profundas son, por su parte, extraordinariamente similares.
[13] La realidad es cognoscible tal cual es.
[14] El sujeto construye el mundo.
[15] Si nos referimos a experiencias místicas, sobretodo es preciso indicar el desarrollo cognitivo (autores: Piaget, Aurobindo, Commons, Richards...) y el de la visión del mundo o desarrollo de la línea de los valores descrita por la Dinámica Espiral de Don E. Beck o en los últimos libros de Ken Wilber. (Nivel 1: supervivencia-sensoriomotor; 2: mágico-animístico; 3: egocéntrico, poder, mágico-mítico; 4: mítico, etnocéntrico, tradicional. 5: racional, mundicentrico, pragmàtico; 6: pluralista, multicultural, humanista; 7: visión-lógica inferior, sistémica, flujo-flexible ; 8: mente global, visión-lógica tardía, holística; 9: mente transglobal, inicio de la visión transcendente; 10: mente intuitiva; 11: sobremente; y 12: supermente, Unidad).
[16] Sistema de análisis diseñado por Jacques Derrida para desmantelar al lenguaje y revelar las falsas creencias que encierra. Pone en evidencia la incapacidad de la filosofía de establecer una base estable.
[17] Estado sutil: sueño en fase REM. Estado causal: conciencia de cuando se duerme profundo sin sueños.
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Juan Carlos Cortez (miércoles, 25 mayo 2016 16:47)
Solo estoy entrando para acceder a la lectura y avanzar en lo que he leído y puedo experimentar en mis talleres de autoconocimiento y Meditacion ( S.Grof, Wilber, John James " el gran campo")Gracias
Andrés Saldivia (sábado, 31 marzo 2018 06:18)
Notable artículo Joan. Muy completo y preciso para entender y adentrarse en la post metafísica integral de Ken Wilber. Te agradezco profundamente el trabajo que haces.
Joan Umbert Font (sábado, 31 marzo 2018 09:49)
Gracias a ti por leer el artículo, Andrés :) Un abrazo!!
padisuri SER (martes, 10 abril 2018 00:19)
Gracias Joan Umbert eres una buena luz guia en mi trabajo personal.
De bien nacidos es ser agradecidos
valgame en este caso el refranero
un abrazo
Joan Umbert Font (martes, 10 abril 2018 17:23)
Gracias a ti, Padisuri Ser :)
César Bacale (martes, 24 abril 2018 11:00)
Soberbio, gracias.
Alberto Escobedo (jueves, 15 noviembre 2018 17:27)
Soy un lector y admirador de la obra de Ken. Me ha sorprendido mucho lo completo y preciso de tu resumen sobre la teoría integral.
Vivo en Granada y estaría encantado de conocer personas, que como yo, indaguen en esta nueva filosofía.
Mi correo es albertoescobedoruiz@gmail.com
Saludos